Y la ilusión de ser espíritu de mis realidades.
He perdido las alas.
Aquellas alas de aquella niñez perdida en el silencio.
Y mi alma no puede...
o no recuerda ya el tiempo en el que fui
un ángel en el limbo de mis sueños.
He perdido las alas.
En esta batalla contra la fantasía y contra la muerte.
En esta batalla del niño contra el hombre.
Del la noche contra el perro.
Y de la del poeta contra si mismo.
He perdido las alas.
¡Dejarme morir con mi alma fuera de la piel!
¡Dejarme ser ese sueño que atraviese como un rayo
un campo de ojos abiertos!
¡Dejarme recuperar mis alas!
Esas alas de cuando fui espíritu de mis realidades.
Esas alas que perdí
el día en que mi niñez fue un corazón
devorando mis latidos
¡Dejarme recuperar mis alas!
Esas alas amputada de mi niñez.
¡O dejarme morir una ultima vez,
siendo un anochecer eterno
siendo un anochecer eterno
sobre un horizonte de estrellas que sean palomas
y de lunas que tengan en sus anillos
el reflejo perdido de mi juventud arrebatada.
¡Porque quisiera recuperar mis alas!
Dejar que recupere mis alas.
O ser para siempre fantasma viviente de mis recuerdos.
Porque no puedo vivir,
sino es con la libertad de saber que una vez fui ángel.
Ángel custodio de mis sueños.
Y serafín eterno de mis inocentes verdades.
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